La nota negativa de la jornada fue la insoportable compañía de una cuadrilla de trialeros que, con gran desprecio al medio ambiente, se dedicaron a recorrer los senderos por los que estábamos. Imaginaros la escena:
El campo, la tranquilidad, pinos, silencio, aire puro. De repente¡ un ruido de motor que perfora el ambiente natural. Miradas de sorpresa y allí, por medio del bosque, fuera de sendas, rompiendo plantas y erosionando el terreno: 1,2,3,4,5,6,7,8 motos de trial.
¡SEPRONA! ¿Dónde estás?...
Nos los encontramos un par de veces y tuve que indicarles por señas, que redujeran la marcha, que por delante había gente andando. Luego los vimos por cuestas increíbles, entre trochas, reventando todo lo que encontraban a su paso. Seguramente regresaron a sus casa, tranquilos y satisfechos del "contacto" con la Naturaleza.
A ver si ponen en marcha la normativa restrictiva y no volvemos a ver por la sendas a esos "especímenes".
sábado, 26 de enero de 2008
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